Saturday, December 22, 2012

Diez razones por las que Irán no quiere la bomba


Diez razones por las que Irán no quiere la bomba
Desde el principio de la crisis nuclear de Irán, Occidente se ha comportado como si las sanciones internacionales y las amenazas de intervención militar constituyesen la mejor táctica para alterar la política de Teherán e interrumpir sus actividades de enriquecimiento de uranio. Sin embargo, todo indica que dichas presiones punitivas, no importa cuán graves sean, no van a modificar la postura de los dirigentes iraníes, y que la opción militar sería catastrófica para Irán, para el Medio Oriente y para todo el mundo. Ya pasó una década y las presiones occidentales aplicadas a Irán no lograron cumplir sus objetivos establecidos. En lugar de ello, resultaron en que Irán tiene un programa nuclear expandido y más sofisticado. Es hora de reconocer estas realidades.
La cuestión que permanece es si Irán de verdad trata de obtener un arma nuclear. Si Irán da señales creíbles de que no, las preocupaciones y acusaciones occidentales se reducirán lo suficiente para permitir una solución diplomática.
La lectura atenta del libro "The Iranian Nuclear Crisis: A Memoir", del embajador Seyed Hossein Mousavian, ex portavoz del gobierno de Teherán en las negociaciones nucleares, apuntan a por lo menos diez razones por las que Irán no buscaría un arma atómica.
1. Obligaciones religiosas.- Además del compromiso internacional asumido por la firma del Tratado de no Proliferación Nuclear (TNP), Irán tiene obligaciones religiosas contra las armas nucleares. De acuerdo al decreto religioso (fatwa) el líder supremos, ayatola Jamanei, proscribió el uso de armas atómicas y todo otro tipo de armamento de destrucción de masas, constituyendo dicho acto como pecado (haram), por ser inútil, caro, perjudicial y una seria amenaza para la humanidad. Las autoridades iraníes fueron informadas sobre el punto de vista religioso en 1995, ocho años antes de que el programa de enriquecimiento de uranio fuera conocido por Occidente. Todos los grandes ayatolas de los musulmanes chiitas emitieron la fatwa. La oposición de Irán a las armas de destrucción de masas está lejos de ser nueva y fue puesta a prueba efectivamente. En la década de los 1980, durante la Guerra Irán-Irak, Saddam Hussein empleó armas químicas contra Irán, por las que murieron o resultaron heridos 100.000 soldados y civiles iraníes. Irán no respondió de la misma forma, porque el ayatola Jomeini se oponía al uso de armas de destrucción de masas, por sus creencias religiosas.
2. Ninguna ventaja a largo plazo.- De acuerdo a evaluaciones iraníes, la posesión de armas nucleares proporcionaría tan sólo una ventaja regional a corto plazo, que se transformaría en una vulnerabilidad a largo plazo, pues desencadenaría una carrera armamentista atómica regional, con Egipto, Turquía y Arabia Saudita en busca también de esa arma.
3. Opciones técnicas.- Las configuraciones técnicas que Irán escogió para sus plantas de enriquecimiento demuestran una preferencia por una capacidad de producción fuerte de uranio de bajo enriquecimiento, que no facilita el paso rápido a la producción de uranio de enriquecimiento elevado para armas atómicas. La investigación está enfocada en la futura generación de tecnologías nucleares, en lugar de producción en masa o la instalación máxima de centrífugas. Existen configuraciones más ventajosas que se podrían poner en práctica en caso de que Irán estuviese determinado a adquirir armas a corto plazo. Nótese que Irán no demostró urgencia en avanzar en los esfuerzos de creación de reactores de uso dual para producción de plutonio. Ninguna de las actividades detalladas en el informe de noviembre de 2011 de la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA) está dirigida a ningún armamento atómico específico.
4. Aislamiento.- Irán reconoce que, al convertirse en un Estado con armas atómicas, obligaría a Rusia y a China a unirse a Estados Unidos, y estos Estados aplicarían también sanciones devastadoras que paralizarían la economía iraní. Al convertirse en un Estado con armas nucleares, Irán daría a los israelíes el argumento definitivo para convencer a Estados Unidos y a la comunidad internacional de que existe una amenaza real a su propia existencia, con lo que abriría las puertas a una nueva guerra en Medio Oriente.
5. Aspiraciones.- El objetivo de Irán es convertirse en una nación moderna, plenamente capaz de competir con Occidente en términos de técnicas modernas. La mayoría de los políticos prominentes de Irán creen que la posesión de armas atómicas sería un obstáculo a largo plazo para el acceso a la cooperación técnica amplia con los países desarrollados. No quieren ver que su país quede sometido a un aislamiento internacional extremo como el impuesto a Corea del Norte.
6. Buena voluntad.- Durante las negociaciones de 2003-2005 con Francia, Alemania y el Reino Unido (UE-3), Irán presentó propuestas que incluían el compromiso de limitar el enriquecimiento a 5 por ciento, de exportar todo el uranio producido o transformarlo en elementos combustibles para reactores, de poner en vigencia el protocolo adicional del acuerdo de salvaguardas de la AIEA, ya firmado, así como los arreglos subsidiarios de ese acuerdo. Esto daría el máximo de transparencia a su programa y permitiría a la AIEA realizar inspecciones en instalaciones no declaradas. Propuso también enviar su uranio enriquecido para la fabricación de elementos combustibles para el Reactor de Investigación de Teherán a otro país. De la misma forma, Irán apoyó la propuesta paso a paso de Rusia, en el verano de 2011, que abordaba todas las preocupaciones de Occidente sobre las actividades nucleares iraníes. Estas ofertas estaban destinadas a garantizar que nada de uranio enriquecido se desviaría para un programa de armas atómicas en el futuro. Por ello, el porta voz del ministerio del Exterior iraní dijo recientemente que "Irán, a fin de probar su buena voluntad, fue más allá de los compromisos enumerados por las normas de la agencia." En ese marco, los esfuerzos de mediación conjuntos de Brasil y de Turquía fueron rechazados también y Estados Unidos y la Unión Europea (UE) rechazaron la oferta.
7. Sin existencias.- Las acusaciones contra Irán, por haber almacenado uranio enriquecido suficiente para construir armas atómicas son engañosas, ya que la planta nuclear de Bushehr requiere anualmente 27 toneladas de uranio enriquecido al 3,5 por ciento para sus recargas de combustible. Irán produce hasta ahora cerca de 7 toneladas y necesita más de 20 toneladas para la primera recarga de su planta.
8. Ofertas de enriquecimiento.- La mayor preocupación de Occidente y, por tanto, su prioridad en las negociaciones nucleares, es el uranio enriquecido al 20 por ciento de Irán. Primero, en febrero de 2010 y, por segunda vez, en septiembre de 2011, Irán propuso parar el enriquecimiento a 20 por ciento, a cambio de elementos combustibles para el Reactor de Investigación de Teherán y, repetidamente, Occidente rechazó la propuesta. En una reunión entre el jefe de política exterior de la UE, Catherine Ashton, y el negociador nuclear iraní, Saeed Jalili, el 19 de septiembre de 2012, Irán ofreció una vez más suspender el enriquecimiento de uranio a 20 por ciento si hubiese reciprocidad proporcional del P5+1. "Si ellos no dan el 20 por ciento (de enriquecimiento) del combustible, nosotros vamos a suspender de inmediato el 20 por ciento (de enriquecimiento," Ahmadinejad dijo en una entrevista a la televisión estatal iraní. La respuesta de Europa fue imponer más sanciones.
9. Disuasión.- Una grave acusación contra Irán es que una vez que adquiera armas atómicas, las empleará contra Estados Unidos e Israel. Eso no tiene sentido racionalmente, ya que cualquier provocación de Irán contra uno de esos Estados, que poseen miles y centenares de armas nucleares, respectivamente, resultaría en la aniquilación total de su propio país, en un inédito "suicidio nacional." Irán ya reconoció públicamente este hecho.
10. Cambio de régimen.- La visión de algunos políticos estadounidenses es que la motivación de Irán para buscar armas atómicas sería disuadir a Washington de instigar un cambio de régimen o atacarlo directamente. Si esta preocupación tuviese fundamento, entonces las armas atómicas de Irán se podrían usar para impedir una guerra, lo que sería, paradójicamente, positivo. La reciente caída del régimen de Libia reforzaría tal motivación, así como la experiencia histórica del país. Durante los ocho años de la Guerra Irán-Irak (1980-1988), Estados Unidos y Occidente apoyaron a Saddam Hussein y, a pesar de ello, no hubo cambio de régimen en Teherán. Desde entonces, el régimen, sin armas atómicas, se ha mantenido y fortalecido. No parece razonable que vaya a ponerse en peligro buscando adquirir armas atómicas ante el esfuerzo concertado por parte de Estados Unidos y de Occidente en el sentido de impedirlo. Este acto sería contrario a sus propios intereses.
Estas son tan sólo algunas de las razones por las que Occidente debe considerar la búsqueda de una solución negociada y realista para la crisis que ya tiene más de una década, en lugar de seguir con el endurecimiento de las sanciones internacionales y las amenazas de intervención militar, parecer que ha demostrado ser ineficaz.
Teherán sólo aceptaría un acuerdo en el que fuesen reconocidos sus legítimos derechos de enriquecer uranio para fines pacíficos en el marco del TNP y que implique el levantamiento gradual de las sanciones. A cambio, para construir la confianza, Irán debería implantar la fatwa del ayatola Jamanei, que prohíbe armas atómicas, poner en práctica el protocolo y los acuerdos subsidiarios, y cooperar con la AIEA para resolver las ambigüedades técnicas de las supuestas dimensiones militares de su programa atómico. Debería exportar parte de su inventario de uranio enriquecido que exceda el consumo interno o convertirlo en combustible con enriquecimiento máximo de 5 por ciento y, finalmente, establecer un consorcio multilateral para la operación de las plantas de enriquecimiento en Irán.
Este paquete reconocería los derechos legítimos de enriquecimiento bajo el régimen internacional de salvaguardas nucleares, lo que garantiza que Irán siga siendo un Estado asociado al TNP sin armas atómicas para siempre.
* Ingeniero naval, asistente del Presidente de la empresa estatal brasileña Eletronuclear, y asesor especial de la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA). 
Fuente: Leonam dos Santos Guimarães(2012). Diez razones por las que Irán no quiere la bomba. MSIa Informa. Rio de Janeiro. 21 de diciembre de 2012.

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