25 November 2012
Fórmula del Milagro Económico Brasileño: darle dinero a sus ciudadanos, incentivar el consumo, fomentar la agricultura, creación de empleo y reactivación de la educación pública
RIO DE JANEIRO (Agencias).- Brasil es la nación más próspera de América Latina y la sexta más rica del planeta, gracias a haber desobedecido las recetas, léase los onerosos créditos del Fondo Monetario Internacional y Banco Mundial, a las que son muy adictos los países hundidos en crisis sin retorno, y principalmente por haber incentivado el consumo junto a políticas de préstamos a los ciudadanos, fomento a la agricultura, gasto social centralizado en el combate a la desnutrición, creación del empleo y reactivación de la educación pública.
Estas revelaciones fueron hechas por la presidenta Dilma Rouseff en la reciente XXII Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y de Gobierno, realizada los pasados días 16 y 17 de noviembre en la ciudad de Cádiz, España, donde recordó que su país durante la década del 70 (1970-80), como buena parte de países de América Latina vivía el espejismo de una economía próspera, que en verdad no lo era, porque a golpe de créditos, que algún habría que devolver con creces, creció una industria pagada por acreedores internacionales.
La mandataria expresó en la XXII Cumbre que en los 80 se rompió la burbuja y poco a poco el país amenazó con entrar en bancarrota y la alternativa que se abrió paso para salir de este callejón sin salida fueron los ofrecimientos, en calidad de grandes salvadores, del Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial, de sendos préstamos para Brasil y otras economías latinoamericanas.
“Esas líneas de crédito se convirtieron en deuda pública a unos intereses desorbitados, engordados poco a poco por la especulación de los mercados y en esas condiciones el endeudamiento no desapareció sino que los pagos se aplazaron y sus montos fueron creciendo a niveles gigantescos, y Brasil dejó de crecer y se convirtió en un ejemplo de desigualdad social”, recordó Rouseff.
Prosiguiendo con la retrospectiva, Rouseff remarcó que el salvataje del FMI y BM tuvo un efecto contrario, pues las cifras negativas continuaron en Brasil durante dos décadas, retomando el bache en la crisis de las economías de los tigres asiáticos solo 10 años más tarde, cuyos debilitamientos supusieron la disminución de los recursos externos para financiar el déficit del país, ante lo cual se volvió a pedir dinero al FMI y el Banco Mundial y a utilizar unos 10.000 millones de dólares para financiar la economía y la adopción de duras medidas de política monetaria
Pero, destaca la presidenta, el plan de ayuda financiera del FMI y Banco Mundialfue mucho mayor, esta vez sumaría 41.000 millones de dólares, para ser utilizados en dos años, bajo rigurosas condiciones, consistentes en: Brasil debía mantener la política cambiaria y aplicar un nuevo paquete con 51 medidas fiscales a su población.
Sobre estas medidas, dijo en la XXII Cumbre, ahora podemos concluir que “la consolidación fiscal exagerada y simultánea no es la mejor respuesta a la crisis mundial. Puede incluso agravarla y llevar a una gran recesión”.
Rouseff al hacer estas precisiones hablaba por experiencia, pues en el año 1998, bajo la presidencia de Henrique Cardoso, el déficit fiscal de Brasil se elevó hasta el 7%. “La cura casi mata al enfermo”, dijo al recordar este pasaje de la historia económica de su país.
El Brasil de Lula
Al respecto, cabe recordar un relato del expresidente Luiz Ignazio Da Silva “Lula” en una entrevista concedida a la revista colombiana “Semana” al final de su mandato presidencial: “Cuando empecé mi gobierno, el 10% de la población más rica cogía la mitad del dinero del país y le dejaban a los más pobres apenas el 10%”.
Lula da Silva había llegado al poder en el año 2003 y seguiría allí hasta el 2011, exactamente los años en que Brasil llevó a cabo el llamado “milagro económico brasileño”.
Durante su mandato, Lula se opuso a continuar con la senda de austeridad que le dejó Cardoso. Al contrario, aumentó el salario mínimo en un 62%, acabó con la desnutrición infantil y escolarizó a las clases humildes. Impulsó la creación de cuentas bancarias para los pobres,
Hasta 45 millones de brasileños recibieron depósitos por valor de 200.000 millones de dólares. Se dieron “préstamos” con tasas muy reducidas que se devolvían en 30 días, gracias a lo cual se reactivó el consumo y creció siete veces más, sobre todo en los sectores populares, en el marco de un proceso en el que se hizo entregas de ayuda de dinero sin intermediarios. “No creo que deba existir la figura del intermediario, porque la mitad de la plata se queda con él”, dijo “Lula” en esta entrevista.
El gobierno de Lula instituyó que las personas beneficiadas con estos depósitos los reciban a través de una tarjeta magnética con la que podrían ir al banco, y no a una oficina pública, para proceder a sacar el dinero. “Eso es sagrado”, recalcó.
Esta política le permitió a Brasil reducir en más de un 70% la desnutrición de su población gracias a políticas de fomento de la agricultura familiar, distribución de alimentos a las clases más desfavorecidas y programas de ayuda a la lactancia materna. Se crearon escuelas, universidades y, sobre todo, se creó empleo y se devolvió el préstamo con creces.
“Hasta le pagamos la deuda al Fondo Monetario Internacional. Después de dos años de gobierno, le devolvimos 16.000 millones de dólares que le debíamos. Hoy el FMI nos debe 14.000 millones de dólares que les prestamos para ayudar a la crisis de los países ricos”, dijo Lula.
Esta política fue reivindicada y reconocida por Dilma Rousseff en la Cumbre Iberoamericana, al proclamar que “es necesaria la adopción de una estrategia que obtenga resultados concretos para las personas y presente un horizonte de esperanza, no sólo la perspectiva de más años de sufrimiento”.
Fuente: http://larazon.pe/especial/506-brasil-no-obedecio-al-fmi-y-bm-y-hoy-es-la-nacion-mas-rica-de-latinoamerica.html
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