Elegí deliberadamente la palabra movilidad (en lugar de transporte) para asegurarme de que usted piense en la capacidad de moverse libremente dentro de una ciudad, en lugar de pensar exclusivamente en el tren, o en la calle (ya hablaremos sobre los trenes y las calles, pero en posts específicos). En definitiva, intentaremos generar conciencia y difundir información acerca de lo que está pasando en el transporte urbano, sin entrar en los detalles técnicos.
Mi principal preocupación es que el transporte urbano es uno de esos temas públicos en el que las cosas siempre están cada vez peor. En verdad. Usted probablemente ha oído sobre mejoras en los niveles de educación, aumento de la esperanza de vida, reducción de la criminalidad (mas allá de algunas áreas aun complicadas), mejor acceso a recursos hídricos… pero, casi todo lo que se oye acerca de la movilidad son las quejas. Levante la mano si su tren llega tarde, si el autobús está lleno y si la autopista está atascada… pero más importante, levante la mano si usted siente que hace diez años las cosas no estaban tan mal. Pregunte a sus padres o a su primo mayor. De hecho, la excusa del “tráfico” (o la del “tren atrasado”) es tan aceptada que se puede utilizar en una reunión y resultar creíble.
Una visión rápida del problema. No me malinterpreten. He estado trabajando en estos temas durante los últimos ocho años y lo disfruto. Estoy escribiendo un post en este blog. Pero mirando hacia atrás, los intentos de mejorar la movilidad parecen bastante débiles comparados con la dimensión de los problemas que enfrentamos. Esta problemática es bastante compleja y por ello es útil analizarla de manera sistemática. En mi opinión, los problemas de movilidad de la ciudad se pueden agrupar en:
1.- cuestiones de transporte, relacionadas con la creciente incapacidad para moverse libremente por la ciudad. Estos problemas se ven reflejados en: viajes más largos, más caros y menos cómodos. (Por ejemplo, los atascos de tráfico, los autobuses llenos y poco confiables, el combustible caro y los costos de estacionamiento);
2.-cuestiones ambientales, relacionadas con externalidades negativas que los habitantes encuentran en sus viajes urbanos, tales como respirar aire contaminado, soportar calles ruidosas y verse involucrados en accidentes de tráfico;
3.-cuestiones de desarrollo urbano, relacionadas con los cambios en la forma urbana que exacerban las cuestiones de transporte/ ambientales recién mencionadas e impactan sobre aspectos más amplios de equidad. Los impactos se observan a nivel de la ciudad (suburbios dispersos vs ciudades compactas), a nivel de los barrios (comunidades aisladas vs barrios conectados) y, a nivel individual (calles diseñadas para el auto vs calles diseñadas para las personas);
4.-cuestiones globales, relacionados principalmente con el aumento de Gases de Efecto Invernadero (GEI) como resultado del transporte urbano y sus impactos correspondientes sobre el cambio climático.
Tomadas en conjunto, no me resulta tan obvio que estas cuestiones estén mejorando. Si pudiéramos sumar el desempeño de todas las ciudades en un solo indicador para medir la movilidad urbana, probablemente nos mostraría un desempeño decreciente en las últimas décadas. Intervienen fuerzas muy poderosas, como la urbanización (migración rural y el crecimiento de la población urbana), el crecimiento económico (aumento de los ingresos, mayor acceso al crédito), la motorización (aumento en el número de vehículos privados) y desarrollo de la industria de vehículos (coches más baratos y mejores). Estas fuerzas están actuando e influyendo sobre las decisiones de política pública. Pero la mayoría de las veces, estas fuerzas actúan a una velocidad mayor que la capacidad de respuesta de las políticas públicas. Eso explica en parte por qué hay demasiados coches en las calles, por qué existen desequilibrios en la oferta de transporte público y por qué existen asentamientos informales urbanos aislados.
Un marco simple para analizar qué están haciendo las ciudades. Si bien se trata de una problemática muy grave, algunos países, ciudades y comunidades están actuando y mejorando el transporte urbano. Si bien se trata de esfuerzos locales -y muchas veces específicos a contextos particulares- vale la pena difundir globalmente muchos de ellos ya que pueden tener impactos verdaderamente replicables. Pero ¿cuáles son los impactos reales de estas acciones?
En el BID utilizamos el marco Evitar-Cambiar-Mejorar (ECM) para comprender las formas en que las cuestiones de transporte están siendo (o pueden ser) abordadas:
1.-acciones para Evitar viajes motorizados innecesarios (por ejemplo, transporte y planificación del uso del suelo, para promover modos no motorizados );
2.-acciones para Cambiar los viajes hacia otros modos más eficientes (por ejemplo, mejoras del transporte público, cobros por el uso de ciertas calles),
3.-acciones destinadas a Mejorar la eficiencia de los modos actuales (por ejemplo, la adopción de tecnologías limpias). Si bien no todas las acciones pueden caer en una o más categorías, este marco es útil para apreciar la complejidad de adoptar soluciones integrales.
En Movilidad Urbana 2080 vamos a repasar la problemática del transporte urbano en más detalle, con algunas cifras ilustrativas para comprender la magnitud de los problemas. También servirá como un espacio para discutir la eficacia de las políticas de transporte urbano y de cómo otras ciudades pueden aprender y adoptar aquellas acciones más eficaces. Veamos.
*Esta columna fue publicada originalmente en el blog Ciudades Emergentes y Sustentables del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
Fuente: http://www.americaeconomia.com/analisis-opinion/movilidad-urbana-2080
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